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Cuidando nuestro cuerpo después de una agresión

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Entender que me puedo sentir diferente que antes

Tiempo de lectura: 4 minutos

Cuando se violan nuestros límites y nuestra seguridad, la forma en que pensamos y sentimos sobre nosotras mismas, nuestras relaciones y el mundo que nos rodea puede cambiar. Las consecuencias también pueden ser físicas.

La agresión puede resultar en lesiones físicas. Es posible que tengamos hematomas, dolor y sangrado. Es posible que sintamos que no podemos respirar, que experimentemos fatiga crónica, temblores involuntarios, que no durmamos o que no comamos como solíamos hacerlo y que nuestras experiencias sexuales futuras se sentirán diferentes.

Debes realizarte una revisión médica para asegurarte de que estás protegida contra infecciones de transmisión sexual, embarazos no deseados y lesiones físicas. Es posible que te pidan que tomes medicamentos como medida de prevención. No será fácil, pero es importante que te protejas.

Es posible que sientas que no puedes confiar en las personas o que no tienes ganas de estar con tus amigos y familiares. Puedes sentirte enojada. Estos cambios son naturales y, aunque pueden parecer permanentes y abrumadores, no tienen por qué serlo. Con el paso del tiempo, puedes encontrar paz.

Identificando y nombrando tus sentimientos

El primer paso para comprender por qué nos sentimos de la forma en que nos sentimos es identificar qué es lo que sentimos. Inhala profundo. Exhala profundo ¿Puede alguna de las siguientes palabras describir cómo podrías haberte sentido o cómo continúas sintiéndote después de la agresión?

  • Ira y culpa.
  • Conmoción o shock.
  • Entumecimiento, como si no pudieras sentir emociones fuertes y todo se sintiera aplanado.
  • Desamparo y pérdida de control, la sensación de que todo lo que haces nunca sale bien. Sientes que las nuevas elecciones en tu vida no son tuyas.
  • Pérdida de confianza, sentir que no puedes confiar en personas en las que antes pensabas que podías. También puedes presentar problemas para establecer nuevas relaciones debido a la pérdida de confianza.
  • Aislamiento, como que no quieres estar rodeada de gente o que ellos no quieren estar contigo.
  • Desorientación, como si te costara creer que lo que está sucediendo es real.
  • Disociación, cuando te desconectas rutinariamente de situaciones del día a día.
  • Vulnerable.
  • Temor.

Podemos pensar que estas reacciones son un signo de debilidad, pero no lo son.

No eres la única que se siente así. Lo que pasó no fue tu culpa. Lo que te pasó fue un crimen. Al leer esto, es posible que estés al comienzo de tu camino para reclamar y recuperar tu poder y esto, en sí mismo, es un acto valiente y amoroso hacia ti. Continúa siendo amable contigo y tómate tu tiempo.

Recuperando tu cuerpo
Esta sección puede resultar molesta para algunas, ya que contiene descripciones de autolesiones y agresiones.

Después de sufrir una agresión sexual, podemos sentir que nuestro cuerpo ya no nos pertenece. A menudo, podemos disociarnos o separarnos de él y, a veces, incluso dañar nuestro cuerpo para sentir que tenemos el control. Esto puede dar miedo, pero debes saber que notar y ser consciente de lo que está sucediendo en nuestro cuerpo, es el primer paso para la recuperación.

Ser consciente de cada sentimiento en nuestro cuerpo es la base de nuestra sanación y recuperación emocional. Es posible que hayas aprendido sobre la respuesta evolutiva del cuerpo al peligro -lo que a menudo se conoce como la reacción de lucha/huida o parálisis. El Dr. Bessel Van Der Kolk, autor e investigador pionero sobre los efectos del trauma, escribió un libro titulado “El cuerpo lleva la cuenta” en el que escribe sobre la insoportable pesadez de recordar, pero también de utilizar el cuerpo como puente hacia la recuperación. Según la investigación del Dr. Van Der Kolk y otras investigaciones basadas en el trauma, el trauma impacta este sistema de respuesta. Como supervivientes de un trauma sexual, nuestros cuerpos pueden estar “atrapados” en una de estas 3 respuestas al miedo. Comprender y aprender más sobre lo que está experimentando nuestro cuerpo después de una agresión sexual, puede ayudarnos en nuestra recuperación.

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Autoría

Este material fue elaborado por Your Story Matters (YSM).

La traducción al español estuvo a cargo de María José Álvarez Espinosa y del equipo de Tu Historia Importa.

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